MADRID, 1 Ago. (EUROPA PRESS) -
Técnicas de aprendizaje automático aplicadas a datos de la misión Gaia de la ESA han deparado el sorprendente hallazgo de gran cantidad de estrellas muy antiguas en órbitas similares a la de nuestro Sol.
Formaron el disco delgado de la Vía Láctea ya menos de mil millones de años después del Big Bang, varios miles de millones de años antes de lo que se creía anteriormente.
La Vía Láctea tiene un halo grande, un bulbo y una barra centrales, un disco grueso y un disco delgado. La mayoría de las estrellas se encuentran en el llamado disco delgado de nuestra Vía Láctea y siguen una rotación organizada alrededor del centro galáctico. Las estrellas de mediana edad, como nuestro Sol de 4.600 millones de años, pertenecen al disco delgado, que generalmente se pensaba que comenzó a formarse hace alrededor de 8 a 10 mil millones de años.
Comprender cómo se formó la Vía Láctea es un objetivo principal de la arqueología galáctica. Para lograrlo, se necesitan mapas detallados de la Galaxia que muestren las edades, composiciones químicas y movimientos de las estrellas. Estos mapas, conocidos como mapas crono-quimio-cinemáticos, ayudan a reconstruir la historia de nuestra galaxia. Crear estos mapas detallados es un desafío porque requiere grandes conjuntos de datos de estrellas con edades conocidas con precisión.
Un enfoque común para superar este desafío es estudiar estrellas muy pobres en metales que son antiguas, lo que proporciona una ventana a la Vía Láctea primitiva. Se sabe que las estrellas muy pobres en metales son antiguas porque estuvieron entre las primeras estrellas que se formaron cuando el universo todavía estaba compuesto en gran parte de hidrógeno y helio, antes de que muchos de los elementos más pesados fueran creados y distribuidos por generaciones sucesivas de estrellas.
ALGUNAS SUPERAN LOS 13.000 MILLONES DE AÑOS
Usando un conjunto de datos de la Misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA), un equipo internacional dirigido por astrónomos del Instituto Leibniz de Astrofísica de Potsdam (AIP) estudió estrellas en el vecindario solar, a unos 3.200 años luz alrededor del sol. Descubrieron una sorprendente cantidad de estrellas muy antiguas en órbitas de discos delgados; la mayoría de ellas tienen más de 10.000 millones de años, algunas de ellas incluso más de 13.000 millones de años.
Estas estrellas antiguas muestran una amplia gama de composiciones metálicas: algunas son muy pobres en metales (como se esperaba), mientras que otras tienen el doble del contenido de metales de nuestro Sol, mucho más joven, lo que indica que se produjo un rápido enriquecimiento de metales en la fase temprana de la evolución de la Vía Láctea.
"Estas antiguas estrellas en el disco sugieren que la formación del delgado disco de la Vía Láctea comenzó mucho antes de lo que se creía, unos 4-5 mil millones de años", explica en un comunicado Samir Nepal de AIP y primer autor del estudio. "Este estudio también destaca que nuestra galaxia tuvo una intensa formación de estrellas en épocas tempranas que condujo a un enriquecimiento de metales muy rápido en las regiones internas y la formación del disco. Este descubrimiento alinea la línea de tiempo de formación del disco de la Vía Láctea con las de las galaxias de alto corrimiento al rojo observadas por el Telescopio Espacial James Webb (JWST) y el Radiotelescopio Atacama Large Millimeter Array (ALMA). Indica que los discos fríos pueden formarse y estabilizarse muy temprano en la historia del universo, lo que proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución de las galaxias".
"Nuestro estudio sugiere que el delgado disco de la Vía Láctea puede haberse formado mucho antes de lo que habíamos pensado, y que su formación está fuertemente relacionada con el enriquecimiento químico temprano de las regiones más internas de nuestra Galaxia", explica Cristina Chiappini. "La combinación de datos de distintas fuentes y la aplicación de técnicas avanzadas de aprendizaje automático nos han permitido aumentar el número de estrellas con parámetros estelares de alta calidad, un paso clave para que nuestro equipo alcance estos nuevos conocimientos".
Los resultados fueron posibles gracias a la tercera publicación de datos de la misión Gaia. El equipo analizó los parámetros estelares de más de 800.000 estrellas utilizando un novedoso método de aprendizaje automático que combina información de distintos tipos de datos para proporcionar parámetros estelares mejorados con gran precisión. Estas mediciones precisas incluyen la gravedad, la temperatura, el contenido de metales, las distancias, la cinemática y la edad de las estrellas.