MADRID 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un colectivo de investigadoras, entre ellas Women in Global Health Spain, han llevado a cabo un estudio en el que sugieren que, a pesar de la legislación, los lugares de trabajo sanitarios y académicos en España siguen albergando entornos sexistas generalizados con una protección legal ineficaz para las víctimas.
Las investigadoras, después del movimiento que surgió tras lo sucedido entre Luis Rubiales y Jennifer Hermoso en la victoria de España en la Copa Mundial Femenina de la FIFA, invitaron a mujeres del ámbito sanitario y académico de España a compartir experiencias similares mediante un muestreo de bola de nieve a través de las redes sociales, que ahora ha sido publicado en la revista 'The Lancet'.
Para ello, recopilaron 345 historias personales de 251 encuestadas a través de un cuestionario anónimo en línea -entre el 29 de agosto y el 11 de septiembre de 2023-, en las que se centraron en las historias de la sanidad y el mundo académico, algunas mujeres compartieron sus experiencias de acoso sexual y verbal en otros entornos. En este sentido, el 73 por ciento declararon haberse sentido acosadas sexualmente y el 28 por ciento, abusadas sexualmente.
Del total de 345 relatos, 156 (45%) indicaron que el poder y el abuso sexual se toleran hasta tal punto que se normalizan. En el 40 por ciento de todas las experiencias denunciadas, se trata de mujeres vulnerables en situación precaria que trabajan en el sector sanitario o en el mundo académico: médicos en formación, enfermeras, estudiantes de licenciatura y doctorado, ayudantes de investigación y alumnas en diferentes facultades y centros de trabajo o instituciones sanitarias.
Estas mujeres han explicado cómo son acosadas sexualmente por sus agresores: gerentes, directores, jefes de departamento, profesores titulares, catedráticos, tutores y, lo que es más significativo, hombres mayores con poder en estas rígidas estructuras jerárquicas. Este acoso con situaciones de desequilibrio de poder aumenta hasta el 64 por ciento cuando se incluyen todas las experiencias denunciadas.
El acoso sexual experimentado por los participantes en el estudio adopta muchas formas. El abuso verbal, que consiste en comentarios inapropiados, ofensivos y humillantes, es el tipo más frecuente (53%). Los abusos físicos, como tocamientos, manoseos, besos y abrazos inoportunos, también son frecuentes (44%), sobre todo en el sector sanitario.
Las insinuaciones sexuales no deseadas y las peticiones de favores sexuales se dan en el 6 por ciento de las cuentas, incluido el acoso 'Quid Pro Quo'. El ciberacoso y los memes sexuales son menos frecuentes, con un 3 por ciento de las cuentas que informan de tales prácticas. Además, varios participantes describieron experiencias de acoso en entornos hostiles u ofensivos perpetradas por compañeros y colegas en lugares de trabajo del ámbito sanitario y académico, concretamente en el 47 por ciento de las experiencias compartidas.
Las participantes señalaron que dudaban en denunciar los incidentes debido a la normalización del comportamiento sexista, la falta de apoyo de colegas, supervisores y autoridades institucionales que las desalientan, así como la preocupación por no ser tomadas en serio y las posibles repercusiones en su carrera.
En los raros casos en que las participantes han denunciado abusos de poder y sexuales a instituciones sanitarias o académicas (6%), se ha producido una falta de consecuencias para los autores en el 1,4 por ciento de los relatos denunciados, mientras que la mayoría continúan en sus puestos. En algunos casos, se les advirtió de su comportamiento, pero siguieron en sus puestos.
Las consecuencias más frecuentes de estos abusos, señaladas por el 34 por ciento de los participantes, son sentimientos de asco, miedo, ira, vergüenza, ansiedad, depresión, traumas y problemas de salud mental. Muchos efectos psicológicos pueden ser duraderos, incluso a lo largo de toda la vida, advierten las investigadoras.
RECOMENDACIONES DEL CONSEJO GENERAL DE ENFERMERÍA
Con motivo de la publicación de esta investigación, el Consejo General de Enfermería (CGE) ha elaborado una infografía con recomendaciones para aquellas enfermeras que hayan sufrido o sufran acoso sexual o acoso por razón de sexo, en la que recomiendan que "no se callen y que denuncien".
"No debemos permitir ningún tipo de comportamiento de estas características. No debemos callarnos: ni las víctimas que los padecen ni quienes podemos ser testigos de ellos, ni las instituciones que las representamos o en las que ejercen su labor profesional", ha explicado el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya.
"En una profesión tan feminizada como la nuestra, con un 85 por ciento de mujeres, siempre hemos sido conscientes del machismo que miles de enfermeras experimentan a diario en su puesto de trabajo, por el mero hecho de ser mujeres. Pero pese a saberlo, no imaginábamos la enorme magnitud del problema que desvela este estudio", ha señalado Pérez.