Publicado 21/01/2025 15:12

Una investigación asocia a los antibióticos, vacunas y antiinflamatorios con un menor riesgo de demencia

Archivo - Mujer mayor que combina rompecabezas para la rehabilitación de la demencia
Archivo - Mujer mayor que combina rompecabezas para la rehabilitación de la demencia - LIGHTFIELDSTUDIOS/ ISTOCKS - Archivo

MADRID 21 Ene. (EUROPA PRESS) -

Los antibióticos, los antivirales, las vacunas y los antiinflamatorios están asociados a un menor riesgo de demencia, según una nueva investigación que analizó los datos sanitarios de más de 130 millones de personas y que ha sido recientemente publicada en la revista 'Alzheimer s & Dementia Translational Research & Clinical Interventions'.

El estudio, dirigido por investigadores de las universidades de Cambridge y Exeter (Reino Unido), identificó varios fármacos ya autorizados y en uso que podrían reutilizarse para tratar la demencia.

A pesar de los intensos esfuerzos realizados, los avances en la identificación de fármacos capaces de ralentizar o incluso prevenir la demencia han sido decepcionantes. Hasta hace poco, los fármacos contra la demencia sólo eran eficaces para los síntomas y tenían un efecto modesto.

Recientemente, se ha demostrado que el lecanemab y el donanemab reducen la acumulación en el cerebro de placas amiloides -característica clave de la enfermedad de Alzheimer- y ralentizan la progresión de la enfermedad, pero el Instituto Nacional para la Excelencia Sanitaria y Asistencial (NICE, por sus siglas en inglés) concluyó que los beneficios eran insuficientes para justificar la aprobación de su uso en el SNS.

"Necesitamos urgentemente nuevos tratamientos para ralentizar el avance de la demencia, si no para prevenirla. Si encontramos fármacos que ya están autorizados para otras enfermedades, podremos someterlos a ensayo y, lo que es más importante, ponerlos a disposición de los pacientes mucho más rápido de lo que lo haríamos con un medicamento totalmente nuevo", ha explicado el doctor Ben Underwood, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge y del Cambridgeshire and Peterborough NHS Foundation Trust.

"El hecho de que ya estén disponibles probablemente reducirá el coste y, por tanto, aumentará las probabilidades de que se apruebe su uso en el Sistema Nacional de Salud", ha agregado Underwood.

Así, los investigadores dirigieron una revisión sistemática de la literatura científica existente para buscar pruebas de fármacos de venta con receta que alteraran el riesgo de demencia. Las revisiones sistemáticas permiten a los investigadores agrupar varios estudios en los que las pruebas pueden ser débiles, o incluso contradictorias, para llegar a conclusiones más sólidas.

En total, el equipo examinó 14 estudios que utilizaron grandes conjuntos de datos clínicos e historiales médicos, con datos de más de 130 millones de individuos y un millón de casos de demencia. Aunque no hubo coherencia entre los estudios a la hora de identificar fármacos individuales que afectan al riesgo de demencia, se identificaron varias clases de fármacos asociadas a un riesgo alterado.

HALLAZGO INESPERADO

Un hallazgo inesperado fue la asociación entre antibióticos, antivirales y vacunas, y un menor riesgo de demencia. Este hallazgo apoya la hipótesis de que las demencias comunes pueden ser desencadenadas por infecciones virales o bacterianas, y apoya el reciente interés en las vacunas, como la vacuna BCG para la tuberculosis, y la disminución del riesgo de demencia.

Los antiinflamatorios, como el ibuprofeno, también se asociaron a una reducción del riesgo. Cada vez se considera más que la inflamación contribuye de forma significativa a una amplia gama de enfermedades, y su papel en la demencia se ve respaldado por el hecho de que algunos genes que aumentan el riesgo de demencia forman parte de vías inflamatorias.

El equipo halló pruebas contradictorias para varias clases de fármacos: algunos antihipertensivos y antidepresivos y, en menor medida, la medicación para la diabetes se asociaban a un menor riesgo de demencia y otros a un mayor.

"El hecho de que un fármaco concreto se asocie a un riesgo alterado de demencia no significa necesariamente que cause demencia ni que contribuya a ella. Sabemos que la diabetes aumenta el riesgo de demencia, por ejemplo, por lo que cualquier persona que tome medicación para controlar sus niveles de glucosa también tendría, naturalmente, un mayor riesgo de demencia, pero eso no significa que el fármaco aumente el riesgo", ha indicado la doctora Ilianna Lourida, del Instituto Nacional de Investigación Sanitaria y Asistencial de la Universidad de Exeter.

"Es importante recordar que todos los medicamentos tienen beneficios y riesgos. Nunca debe cambiar de medicamento sin consultarlo antes con su médico, y debe hablar con él si tiene alguna duda", ha agregado.

Las pruebas contradictorias también pueden reflejar diferencias en la forma en que se realizaron determinados estudios y se recopilaron los datos, así como el hecho de que distintos medicamentos, incluso dentro de la misma clase, suelen dirigirse a mecanismos biológicos diferentes.

"La puesta en común de estos enormes conjuntos de datos sanitarios proporciona una fuente de pruebas que podemos utilizar para centrarnos en los fármacos que debemos probar primero. Confiamos en que esto nos permita encontrar algunos tratamientos nuevos muy necesarios para la demencia y acelerar el proceso de hacerlos llegar a los pacientes", ha finalizado Underwood.

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