MADRID 31 May. (EUROPA PRESS) -
El número de muertos a causa de los más de diez bombardeos llevados a cabo durante las últimas horas por el Ejército de Estados Unidos contra posiciones controladas por los rebeldes hutíes en Yemen ha aumentado a catorce, tal y como ha confirmado un medio controlado por el grupo.
Según las informaciones recogidas por la cadena de televisión yemení Al Masira, al menos catorce personas han muerto y 30 han resultado heridas a causa de los bombardeos contra una emisora de radio en Al Hodeida y el puerto de Salif, en el marco de lo que Washington y Londres describen como respuesta a los ataques de los hutíes contra Israel y buques en el mar Rojo, el golfo de Adén y el océano Índico.
Por su parte, el Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) ha informado sobre trece ataques con misiles contra posiciones de los hutíes "en defensa propia" al considerar que desde las mismas se estaba preparando una "amenaza" contra las fuerzas de Estados Unidos, de la coalición internacional y contra los barcos mercantes que transitan la zona.
Poco antes, los militares estadounidenses habían destruido ocho drones lanzados por los rebeldes, apoyados por Irán y que controlan la zona occidental del país, incluida la capital, Saná. "Estas acciones son necesarias para proteger a nuestras fuerzas, para asegurar la libertad de navegación y para hacer más seguras las aguas internacionales", ha indicado el CENTCOM en su cuenta de la red social X.
Los hutíes han lanzado ataques contra territorio de Israel y contra buques a los que achacan algún tipo de relación con el país a raíz de la ofensiva desataca contra la Franja de Gaza tras los ataques perpetrados el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que dejaron unos 1.200 muertos. El grupo ha prometido mantenerlos hasta el fin de la ofensiva israelí, que ha causado hasta la fecha más de 36.200 muertos.
Además, han atacado buques y otros bienes estratégicos estadounidenses y británicos en respuesta a los bombardeos de estos países contra Yemen, en una intervención que Washington y Londres fundamentan en su voluntad de garantizar la seguridad de la navegación en la región.