BOGOTÁ, 26 May. (EUROPA PRESS) -

   Casi el 60 por ciento de los colombianos decidieron no votar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales que se celebró ayer, a pesar de que del resultado depende la continuidad del proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo que convierte a la abstención en la verdadera triunfadora de los comicios.

   Según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), la abstención fue del 59,93 por ciento. Se trata del nivel más alto desde hace 20 años, ya que para encontrar una cifra similar hay que remontarse a las elecciones presidenciales de 1994, que enfrentaron a Ernesto Samper y a Andrés Pastrana, cuando llegó al 66,23 por ciento.

   No obstante, la abstención suele ser alta en las elecciones presidenciales colombianas. En las últimas, celebradas en 2010, que enfrentaron a Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, apenas superó el 50 por ciento, nivel habitual en estos comicios.

   La abstención ha sido especialmente llamativa en la costa atlántica, cuyos electores suelen ser determinantes en el cómputo nacional. El departamento de Atlántico batió récord con un 75,72 por ciento, seguido de Bolívar; con el 73 por ciento; y de Magdalena, con el 70 por ciento.

VOTO EN BLANCO

   Otro dato destacado de la jornada electoral ha sido el voto en blanco, que habitualmente se sitúa entre el uno y el dos por ciento y, en esta ocasión ha llegado al 6 por ciento. De los 13,2 millones de colombianos que votaron, 768.000 lo hicieron en blanco.

   Los analistas políticos atribuyen la abstención y el voto en blanco a la "guerra sucia" que ha dominado la campaña electoral con escándalos en los equipos de los principales candidatos presidenciales: Santos, que aspira a la reelección, y el 'uribista' Óscar Iván Zuluaga.

   El 'uribismo' ha acusado a Santos de financiar su primera campaña electoral con al menos dos de los 12 millones de dólares que su principal asesor político J.J. Rendón habría recibido del narcotráfico.

   Zuluaga, por su parte, ha tenido que responder por el espionaje que Andrés Sepúlveda, miembro de su campaña electoral y amigo, llevó a cabo contra los negociadores del Gobierno y las FARC en el proceso de paz, a sabiendas del candidato presidencial.

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